Viaje de 3 días desde Fez al desierto de Merzouga

Día 1: Fez – Ifrane – Bosque de Cedros – Valle del Ziz – Erfoud – Merzouga

Comience su viaje con salida por la mañana desde Fez hacia el sur, atravesando las montañas del Medio Atlas. Haga una parada en **Ifrane**, conocida como «la Suiza marroquí» por su arquitectura única y su ambiente alpino. Continúe hasta el **bosque de cedros de Azrou**, donde podrá observar monos de Gibraltar en libertad y admirar los impresionantes cedros centenarios.
Almuerce en Midelt, a los pies del monte Ayachi. Por la tarde, descenso por el espectacular valle del Ziz, un vasto oasis repleto de palmeras que contrasta con el árido paisaje circundante. Parada en Erfoud, famosa por sus piedras fosilizadas, antes de llegar a Merzouga al final de la tarde. Paseo en camello por las dunas de Erg Chebbi para admirar la puesta de sol. Cena y noche en un campamento de lujo en el desierto.

Día 2: Merzouga – Exploración del desierto y los oasis

Despiértese antes del amanecer para contemplar la espectacular salida del sol sobre las dunas. Después del desayuno en el campamento, dedique el día a explorar los alrededores de Merzouga en un jeep 4×4. Visite el **Oasis de Tafilalt**, los pueblos bereberes tradicionales y las minas de fósiles de Khamlia.
Almuerzo tradicional en una casa local. Por la tarde, tendrá la oportunidad de practicar sandboard en las dunas o simplemente relajarse y absorber la atmósfera única del desierto. Regreso al campamento para cenar y pasar la segunda noche bajo las estrellas.

Día 3: Merzouga – Valle del Ziz – Midelt – Regreso a Fez

Disfrute del último amanecer en el desierto, seguido del desayuno. Salida de regreso a Fez a través del Valle del Ziz, con paradas para tomar fotografías en los puntos más panorámicos. Almuerzo en Midelt y travesía final de las montañas del Atlas.
Llegada a Fez a última hora de la tarde, con traslado a su alojamiento o al aeropuerto, según prefiera.

Nota importante:

Este tour implica largos recorridos por carretera, pero los impresionantes paisajes y la experiencia única del desierto del Sáhara hacen que cada kilómetro valga la pena.